martes, 4 de junio de 2013

Por la Reforma de la Ley de Partidos Políticos.


La inexistente democracia interna en los partidos políticos está, entre otros factores, en la base  de la creciente desafección y alejamiento ciudadano por la política y los políticos que la ejercen desde los principales partidos, a mentar PP, PSOE y CIU, por número de Diputados y Senadores en las cámaras, Congreso y Senado respectivamente.

Dicho factor se encuentra en la base como consecuencia, ya que la política que exteriorizan día a día es una traslación de cómo funcionan internamente y se encuentra cómo causa ya que las personas que intentan participar (a tientas) en política y a los que lo hacen también desde un plano no tan activo, vislumbran un panorama en el que reina, el servilismo, el caciquismo, el clientelismo y el trato de favor como ejes centrales de un hábitat que propicia un séquito de acólitos dependientes y apoltronados al cargo, que ostentan gracias a sobrevivir a las maquinaciones y rencillas que son el pan de cada día en la convivencia dentro de los partidos.

El funcionamiento democrático debería existir en los partidos de los que salen nuestros representantes  para gobernar desde los Órganos de poder e Instituciones del Estado, y ello porque son los responsables de la ingente función de articular las respuestas que den solución a una crisis económica, política y social, que no es baladí ya que lleva 5 años campando a sus anchas por toda la geografía nacional.

Las soluciones que se generan desde los partidos deberían proceder de un verdadero marco de discusión libre, de un canal de participación abierto a las demandas sociales e iniciativas de los militantes y no significar la mera asistencia a reuniones ya programadas con decisiones tomadas de antemano en que se atiende con preferencia a los intereses de las cúpulas directivas y los centros de poder antes que a la realidad de los hechos que se tratan de resolver con asistencia, intervención y explicación a todos los que quieran participar.

Se deben rediseñar los partidos políticos, acabar con la funcionarización de los integrantes de los partidos políticos, para que dejen de deber el cargo público que obtienen al partido que agradecido por la fidelidad y lealtad le coloca en el puesto, y acabar con la financiación a cargo de los fondos públicos entre otras cuestiones. Es necesario reconvertir los partidos para que sean un foro de discusión de problemas sociales y no de élites que optan a colocarse de la mejor forma posible, a esto ayuda la confección de las listas cerradas, ya que se lucha por estar en un determinado número en las  listas municipales, provinciales, autonómicas y nacionales, da igual el ámbito. Se debe hacer prevalecer el mérito sobre el enchufismo y el pago, con colocación de amigos, de favores.

Solo un cambio de la Ley de Partidos Políticos puede comenzar a remover los cimientos de una casta política acomodada en la estabilidad  y que no pretende modificar un ápice la situación, ya que de ella depende en gran parte la existencia de las prebendas y comodidad de su status. El sistema ha generado en términos absolutos ineficiencia, corrupción y desafección ciudadana, que ve muy distantes a sus representantes y no ven la forma de participar en la elaboración y contribución a la mejora de los problemas que asolan a España. El precio es excesivo.

Los partidos políticos tienen un fin de representación activa de los ciudadanos por lo que se les debe exigir transparencia y una democracia interna que brilla por ausencia. Y como brilla por su ausencia los ciudadanos que conforman la sociedad se movilizan para proponer una alternativa al actual funcionamiento no democrático.

Esta propuesta es un ejemplo http://porunanuevaleydepartidos.es/. Debemos ser conscientes de que dada la configuración del actual sistema si no se promueve por la sociedad civil la reforma de la Ley de Partidos Políticos no hay visos de cambio al menos a corto plazo.

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